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Comillas Photo Diary



¡Buenos días! Aunque todavía tengo en el horno otro Photo diary que debería publicar antes que este -por ir en orden y tal- la verdad es que tenía muchas ganas de contaros por aquí un poquito de mis vacaciones en Comillas así que no he podido resistirme a empezar con este post. 

Como podéis intuir por el título, en esta ocasión va a ser un único Photo diary -aunque ya os adelanto que no será la única entrada que dedique a Comillas- en lugar de las series de posts que he hecho en otras ocasiones cuando Edgar y yo hemos visitado París, Madrid, Milán, Florencia o Valencia

Y es que este año necesitabamos unas vacaciones de las de verdad. Vacaciones de esas en las que desconectas de todo -o casi-. Vacaciones de esas en las que tu mayor preocupación es elegir el restaurante en el que vas a comer o tener que echar un vistazo a la toalla para asegurarte de que tus cosas siguen ahí mientras estás en el agua.  

Este último año ha sido algo intenso y complicado e incluso, por distintas circunstancias, llegué a pensar en no reservar vacaciones por si teníamos que cancelarlas en el último momento. Sin embargo, Edgar me animó a hacerlo porque... lo necesitábamos. Así que una tarde, mientras nos tomábamos una cerveza, me habló de Comillas, un pueblecito en el que él había veraneado de niño y al que le gustaría volver -el norte, la playa y el no achicharrarnos de calor tienen mucho encanto-. Así que echamos un vistazo en Booking y encontramos el Hotel Solatorre, un hotelito con opción de cancelación gratuita que llevaba nuestro nombre. 

Cómo podéis imaginar, finalmente la suerte estuvo de nuestro lado y no hizo falta cancelarlas, así que el pasado 19 de agosto a las 6 de la mañana estábamos subiéndonos a un autobús con trayecto Zaragoza - Santander. El viaje se hizo largo -casi 6 horas de bus a las que luego tuvimos que añadir otra hora y media Santander - Comillas-, mereció la pena.





Tuvimos la suerte de que los tres primeros días nos hizo un tiempo estupendo. Un sol radiante que nos permitió bajar a la playa a tomar el sol -aunque mi familia no piense lo mismo, creedme si os digo que ¡me he puesto morena!- y pasear por el pueblo descubriendo sus encantos -sin morir achicharrados-.





De hecho, de los encantos de Comillas os hablaré más detalladamente, pero no hoy. -cof, cof, segundo spoiler de la próxima entrada, cof, cof-, pero si que puedo adelantaros que vimos Villa Quijano (más conocida como El Capricho de Gaudí), la Puerta de la Universidad Pontificia, La fuente de los Tres Caños...






Además, descubrimos una cafetería preciosa muy cerquita de nuestro hotel que hizo que sus cafés y sus napolitanas de chocolate se convirtieran en un imprescindible para nosotros para mí.

Y, como no podía ser de otra manera si vas al norte, también nos llovió. Los últimos días amanecieron nublados e incluso con algunas lluvias que nos mostraron que el monte, el puerto y la playa son preciosos hasta con el cielo encapotado -aunque las fotos de estos últimos días no luzcan tanto-.















Ay, LA COMIDA. No podía terminar este post sin hablaros de lo bien -y mucho- que se come en el norte: pulpo, chipirones, navajas, crêpes, huevos rotos, carne,... si hasta encontramos un italiano muy cerquita del hotel que tenía unas pizzas increíbles -y un buen lambrusco para acompañarlas-.


  


  

   

Pero sin duda tengo que hacer mención especial, además de Quo Vadis -el italiano que os he mencionado- a la pequeña crepería integrada en una tienda de ropa que se encuentra junto a la Plaza de Los Tres Caños y cuyas crepes estaría cenando día tras día si pudiera y al asador La Fragua, un restaurante en el que se come de vicio y que merece muchísimo la pena porque te sacan la carne sellada y la piedra caliente a la mesa para que seas tu mismo el que te la hagas a tu gusto.


Esta entrada pertenece a la serie de Viajar a Comillas.
¡Echa un vistazo al resto de posts!


Y vosotros, ¿dónde os habéis ido de vacaciones este año? ¡Contadme!

Vanessa.

Comentarios

  1. Ay qué nostalgia de verano norteño.
    Yo también he estado en Cantabria este año aunque desgraciadamente, por todo lo que nos cuentas, no hemos pisado Comillas.
    Ha sido un photodiary estupendo y creo que aunque el día sea nublado, no es que desluzcan las fotos, le dan otro aire que a mí, personalmente, me encanta. Es parte de ese encanto que tiene el norte. ¡Es que solo por estar con chaquetita por la calle en Agosto!

    La comida tiene una pinta deliciosa y no puedo despedirme sin decirte lo bien que te queda el corte de pelo, Vanessa ¡Está preciosa! Te favorece muchísimo (:

    ¡¡un besito bien grande!!

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  2. ¡Qué bonito Comillas! Me lo apunto para cuando volvamos al norte (porque seguro que volvemos). Debo decir que estas vacaciones te han sentado estupendamente, ¡estás guapísima! El bikini es precioso y el corte de pelo súper favorecedor (te lo habré dicho ya como tres veces, pero quiero que conste en acta lo bien que te sienta). ¡Deseando leer más sobre el norte! ¡Un beso!

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  3. A veces el cuerpo pide unas vacaciones de descansar más que de turistear y caminar todo el día, ¡y el norte tiene sitios preciosos donde perderse unos días! No conozco Comillas (estuve de paso hace unos años, pero sólo paramos a ver El Capricho) y me ha encantado recorrerlo a través de tus fotografías; son todas preciosas, pero yo -aunque suene raro- ¡me quedo con las nubladas! xD Y el corte de pelo te favorece muchísimo ^^

    ¡Un besazo Vanessa!

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  4. ¡Acabo de descubrir tu blog, me quedo por aquí!. Las vacaciones en el norte son un acierto siempre 🌱, Comillas en concreto no lo conocía, pero sin duda va a la wishlist de viajes. ¡Y la comida! Madre mia.
    ¡Un beso!

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